Una corona dental es una funda o “capuchón” que se coloca sobre un diente dañado o debilitado para recuperar su forma, función y estética. Está diseñada a medida y puede ser de porcelana, zirconio, metal-porcelana o resina.
Se usa cuando el diente no puede sostener una restauración más pequeña, como una resina o carilla, y necesita protección total alrededor de su estructura.
🦷 Es como ponerle un casco protector a un diente que ha sufrido una gran batalla.
✔️ Protege el diente de fracturas o desgastes.
✔️ Mejora la apariencia estética (forma y color).
✔️ Permite masticar con seguridad.
✔️ Devuelve la función del diente afectado.
✔️ Es una solución duradera (de 10 a 20 años o más).
✔️ Se puede usar también sobre implantes dentales.
La corona dental está indicada en casos como:
⚠️ Leve sensibilidad en los días posteriores (normal y temporal).
⚠️ Riesgo de caries si no se mantiene una buena higiene en los bordes.
⚠️ No indicada si el diente está demasiado destruido (en ese caso puede requerirse un implante).
⚠️ Puede necesitar un perno si el diente no tiene suficiente estructura.
Antes del procedimiento:
Después de colocar la corona:
🪥 Mantén una higiene excelente, cepillando bien los bordes.
🍬 Evita morder cosas muy duras con la corona (como hielo o huesos).
🦷 Asiste a controles cada 6 meses para verificar su estado.
📉 Si bruxas, usa una férula de descarga para protegerla.
Si tienes un diente dañado, fracturado o debilitado, no esperes a perderlo. Una corona dental puede ser la mejor forma de conservarlo y devolverle la vida.
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